giovedì 2 agosto 2007

POLITICO, NO METAFISICO

Abaixo, uma resenha do livro de Domenico Losurdo, Nietzsche, il ribellearistocratico (Nietzsche, o rebelde aristocrático).O objetivo de Losurdo é analisar o filósofo no contexto de sua época. Uma acusaçãoque faz aos intérpretes contemporâneos de Nietzsche é que estes os despolitizaram, odescontextualizaram e criaram um construto abstrato e anacrônico da filosofianitzscheana. Losurdo demonstra que muitos conceitos nitzscheanos, interpretados como metáfora noscírculos pós-modernos. Tinha um sentido bem literal nas discussões políticas daépoca. Por exemplo, o conceito de escravo. Nietzsche escrevia na época da GuerraCivil Americana, em que o destino da escravidão ainda estava por se decidir e que,no Brasil, o regime escravocrata estava ainda bastante vivo. Nietzsche não era o único a ver com aprovação os cumes culturais a que ascidades-Estados gregas, escravocratas, haviam atingido, desenvolvendo-se sobre osfundamentos do trabalho servil. Esta era uma época em ainda que era tolerávelintelectualmente comparar as condições de vida dos escravos com a dos trabalhadoresassalariados para defender a escravatura.Losurdo contextualiza Nietzsche entre os setores e pensadores conservadores quetemiam as revoluções (1848, 1871 - A Comuna de Paris) e a derrocada da civilizaçãoaristocrática. Para tanto, documenta minuciosamente a trajetória de Nietzsche nas1167 páginas do livro, abordando inclusive a correspondência de Nietzsche, ondeestão expostas muitas de suas posições sobre os temas de sua época.Neste sentido, é devastador o resultado para as interpretações "esquerdistas" ou"libertárias" de Nietzsche. O filósofo continua fascinante, mas não como farol parauma política a favor da luta pela igualdade.
Sds,Sérgio Morales
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Político, no metafísico
Luis Alejandro Rossi
CONICET - Universidad Nacional de Quilmes (Argentina)
A propósito de Domenico Losurdo, Nietzsche, il ribelle aristocratico. Biografia intellettuale e bilancio critico (Turín, Bollati Boringhieri, 2002, 1167 p.)

Esta monumental biografía intelectual de Friedrich Nietzsche publicada en Italiahace tres años y que acaba de ser reimpresa es decididamente una obra intempestiva.Desde el título el lector puede apreciar que está frente a un texto polémico: enoposición al macizo predominio de la interpretación ontológica de Nietzsche,Domenico Losurdo, profesor de la universidad de Urbino, autor de numerosas obras dehistoria de la filosofía y las ideas políticas e intelectual de fuerte compromisopolítico, se propone establecer un balance crítico de la obra del filósofo, que seráesencialmente político-ideológico. Podría objetarse que ello no implica ningunanovedad. Si recordamos el balance que Gianni Vattimo hace sobre la recepción deNietzsche en Italia desde los años sesenta, el filósofo turinés encontraba que el"Nietzsche italiano" tenía una relación más estrecha con la actualidad política queel "Nietzsche francés" [1] . De todos modos, estas afirmaciones de Vattimo tambiénpodrían ser vistas como paradójicas ¿De qué modo podría relacionarse con la políticauna obra cuya interpretación dominante se convirtió principalmente en ontológica yestética? ¿Qué tendría de llamativo que la obra nietzscheana fuera interpretada enrelación estrecha con la política? ¿Acaso ello no era ya usual incluso durante lapropia vida del filósofo? ¿No fue Nietzsche reconocido por el nazismo como su fuenteinspiradora? Hoy en día, todas estas preguntas sufren una refracción por el impactoproducido por la publicación de los cursos de Martin Heidegger sobre Nietzsche. Sibien esos cursos se remontaban a la segunda mitad de la década del treinta y a laprimera mitad de la del cuarenta, es a partir de su reunión en dos volúmenes y supublicación en 1961 que se genera un verdadero renacimiento de la filosofíanietzscheana. En 1968, cuando la ola todavía no había alcanzado su altura máxima y, ciertamenteestaba bastante alejada de las playas alemanas, Jürgen Habermas todavía podíaafirmar que tanto los usos políticos como de crítica cultural de la obranietzscheana estaban concluidos y que el filósofo había perdido por completo su"capacidad de contagio" [2] . Con ello no hacía más que expresar un humor particularalemán hacia quien era visto como la más molesta entre las herencias molestas de lafilosofía y el pensamiento alemanes y de la que había que tomar distancia, si sequería hacer de Alemania una democracia al estilo occidental, siguiendo las mismaslíneas de juicio crítico a la cultura alemana anterior a 1945, a la que se veía comoradicalmente ajena a los valores democráticos [3] . En cambio, será en los ámbitosfilosóficos franceses e italianos, en los que el uso de Nietzsche no debía pasarpreviamente por ninguna aduana político-ideológica, donde se observen los frutos deese renacimiento, cuyas consecuencias, y no sólo las filosóficas, hacen que unafrase como la de Habermas suene hoy extraña. Y esos frutos también tendrían suexpresión incluso en el campo de la investigación erudita, ya que actualmente laedición de referencia de las obras de Nietzsche es la que realizaron dos italianos:Giorgio Colli y Mazzino Montinari. Con ello queremos señalar que, como se desprendedel artículo de Vattimo antes citado, si hablamos de "renacimiento" de la filosofíanietzscheana, no debe entenderse que la ocupación académica con las obras delfilósofo hubiera cesado luego del paroxismo político al que el nazismo la habíallevado, sino que, más allá de la continuidad de los estudios académicos yfilológicos sobre esa obra, a partir de la publicación del texto heideggerianoNietzsche se convierte sin más en un autor contemporáneo y la discusión filosóficase centrará paulatinamente sobre su obra. Todo ello es historia conocida y nonecesitamos detenernos a explicar el impacto de la obra nietzschena en la cultura delos últimos cuarenta años. Por el contrario, sí debe señalarse un aspecto particularde este renacimiento nietzscheano, el cual concierne directamente al tema de nuestrointerés: la interpretación que Heidegger desplegó en sus textos sobre Nietzscheimplicó su despolitización [4] ; esto es, al hacer de Nietzsche la figura que cierrala tradición metafísica occidental, los usos políticos de esa obra, esencialmenteligados a una consideración crítica de la cultura y que más allá de su eventualorientación debían sobrellevar el pesado lastre que implicaba el uso político deNietzsche por parte del nazismo, pasan a un segundo plano frente al diálogo entreNietzsche y los clásicos de la filosofía establecido por Heidegger. El filósofoqueda así sustraído a la utilización política que se había venido haciendo de suobra desde principios del siglo XX en Alemania. Pero lo notable es que estadespolitización fue el preámbulo de la apropiación de esa obra, una década después ycon propósitos absolutamente diversos, por parte de autores que se reivindicaban deizquierda, tanto en Francia como en Italia. Por supuesto que esta operación nolograba convencer a todos: en el epílogo que en 1986 agregó a su Perfil ideológicodel siglo XX en Italia, Norberto Bobbio señalaba su incomodidad frente a "[...] unNietzsche al que le han puesto un gorro frigio que no le queda bien, muy distintodel que invocaba a las aristocracias guerreras y entonaba himnos a la voluntad depoder" [5] . El libro del que nos ocupamos puede muy bien ser considerado unaréplica a este consenso sobre Nietzsche, el cual oscila desde la interpretación desu obra a partir de la apoliticidad completa hasta su exégesis como inspirador deuna nueva filosofía de la emancipación y la diferencia [6] . Domenico Losurdo, que es un destacado intérprete de Hegel, paradójicamente hasuscitadomayor atención fuera de Italia con una obra, al igual que ésta quecomentamos, dedicada a otra figura, si se permite la expresión, del "bando enemigo"[7] . El evidente objetivo de crítica ideológica, que se manifiesta tanto en sulibro sobre Heidegger como en éste que comentamos, es lo que ha provocado mayoresreparos respecto de Nietzsche, il ribelle aristocratico en el amplio debate que tuvolugar en Italia luego de su publicación [8] . Algunos comentaristas, la mayoría entono crítico y otros como elogio, han asociado el tipo de crítica ideológicapresentado por Losurdo en esta obra como continuador de la crítica lukacsiana a los"destructores de la razón". Sin embargo, creemos que en la estructura delNietzsche... es más importante la filiación gramsciana del planteo básico del textoa partir de los cuales el autor reconstruye el recorrido político-ideológico delfilósofo que las eventuales coincidencias con las valoraciones de Lukacs sobreNietzsche (incluso Losurdo reconoce que las acusaciones de maniqueísmo dirigida alfilósofo húngaro respecto de El asalto a la razón estaban justificadas). Insistimossobre este punto porque a nuestro juicio el objetivo central del libro de Losurdo noes demostrar, como algunos críticos le atribuyeron y como intentó infructuosamenteLukács, el carácter reaccionario e irracionalista de todas las figuras de lafilosofía alemana desde Schelling a Heidegger, sino sacar a la luz la esencialpoliticidad de la filosofía de Nietzsche y su profunda relación con los debatespolíticos de su tiempo a partir de la consideración del filósofo como una especie deintelectual orgánico del "partido de la contrarrevolución". A primera vista,parecería que no hay muchas diferencias con la posición lukacsiana, pero el examende la obra rápidamente nos permite comprender que frente a la construcciónteleológica del concepto "irracionalismo" por parte de Lukács, el cual desembocadirectamente en el nazismo, Losurdo intenta comprender a Nietzsche en su tiempo, sinconvertirlo en el maestro inspirador de los nazis avant la lettre. El autor italianoseñala irónicamente que el filósofo fue contemporáneo del IIº Reich y no del IIIº, yun Reich de diferencia no es poco. A través de sus distintas formulaciones, el radicalismo aristocrático nietzscheanose presenta siempre como una voluntad organizadora (mejor dicho, reorganizadora) dela cultura de su tiempo. Si en la filosofía nietzscheana pueden reconocersediferentes períodos y, por tanto, un pensamiento que no puede ser reducido a unsistema y paralizado mediante la disolución de las contradicciones que en él seencuentran, sin embargo, Losurdo demuestra que algunos aborrecimientos de Nietzschefueron constantes a lo largo de toda su vida. Nietzsche, il ribelle aristocraticoestá planteado a partir de la dicotomía revolución-contrarrevolución, especialmentedurante la segunda mitad del siglo XIX. El libro está construido a partir delimpacto sobre la cultura y la sociedad que ejercen tanto las ideas revolucionariascomo las actividades políticas que ellas impulsan. Este impacto debe ser entendidoen el marco de lo que el autor, tomando una expresión de Giovanni Gentile, denominala "circulación del pensamiento europeo" [9] . Frente a la reducción de lasfilosofías a estereotipos nacionales, hecho que con el ascenso de los nacionalismosfue agudizándose paulatinamente desde fines del siglo XIX hasta llegar a su máximaexacerbación durante el siglo XX (en particular en lo que se refiere a lasconsideraciones sobre la filosofía alemana), Losurdo reconstruye el carácter europeode las ideas que mueven las reflexiones de Nietzsche. La radicalización de lacrítica a la revolución no es exclusiva del filósofo alemán, sino que ella nos envíaa motivos que están ampliamente presentes en la cultura y la publicística europea dela segunda mitad del siglo XIX.Losurdo presenta al Nietzsche de los inicios como un joven profesor que intervieneen el debate intelectual alemán mostrando fuertes coincidencias con la visión sobrela nacionalidad que tenía el partido nacional-liberal. El recorrido político deNietzsche comienza con una experiencia sobrecogedora: la noticia de que durante losacontecimientos de la Comuna en París los revolucionarios habían incendiado el museodel Louvre. Por más que pocos días después la noticia se reveló falsa, ella revelabala verdad profunda de la revuelta de las masas. En los años posteriores, Nietzschese alejará cada vez más de sus iniciales posiciones nacional-liberales, pero suabominación de las ideas revolucionarias lo acompañará durante toda su vida. El hiloconductor de la interpretación de Losurdo es seguir las vicisitudes que vaadquiriendo la ideología contrarrevolucionaria en el pensamiento de Nietzsche, quienes retratado por este libro como un atento intérprete de los cambios sociales ypolíticos de su tiempo, es decir, todo lo contrario de un filósofo inactual. Noobstante, este enfoque tiene también otra consecuencia: el pensamiento de Nietzschese presenta en el texto como una serie de réplicas a los motivos ideológicosrevolucionarios, que actúan como la fuerza impulsora de los debates políticos en losque Nietzsche voluntariamente intervendría con sus obras. Este planteo es el queacerca, en una primera aproximación, la indagación de Losurdo con la interpretaciónde Lukács. Pero, como ya señalamos, los objetivos de la reconstrucción realizada porel filósofo italiano son otros: señalar el caráter esencialmente político delrecorrido intelectual de Nietzsche a través de la inclusión de sus textos en unadensa red formada por textos "altos" y "bajos" de su época. En un análisis comparadode los procesos ideológicos (en el sentido amplio del término), el libro reconstruyeminuciosamente el diálogo de la obra nietzscheana con los textos de Burckhardt,Schopenhauer, Wagner, Carlyle y Taine, pero también con los de Treitschke, Gobineau,Dühring, Galton, etc. Obviamente, ello no implica afirmar que Nietzsche concordaracon las posiciones de estos autores, sino que si queremos comprender qué significanlas intervenciones políticas nietzscheanas, estos autores son imprescindibles almomento de establecer los parámetros para interpretarlas. Desde esta perspectiva,diríamos que el libro de Losurdo es un ejemplo de la observación de Carl Schmittacerca del carácter polémico de los conceptos políticos (por más que el filósofoalemán no se encuentre entre los autores de referencia de Losurdo). El abordajeutilizado en esta obra no difiere mucho del que, desde una perspectiva no marxista,utilizaría un historiador de las ideas como Quentin Skinner: se explican lossentidos de los conceptos y textos nietzscheanos reconstruyendo los contextos designificación que eran propios de la época. Sólo a partir de la explicación de laintención significante de los protagonistas y de la forma en que en ese contextopodían ser entendidas, se interpretan los textos; lo cual no significa entenderlosexclusivamente en los términos de su contexto social [10] . Especialmenteilustrativa de esta metodología es la forma en qe Losurdo explica las críticas deNietzsche al antisemitismo: frente al afán de las exégesis contemporáneas poraceptarlas rápidamente como prueba de la ajenidad del filósofo a los usos que de suobra hicieron los nazis, Losurdo expone detalladamente con qué estereotiposculturales era identificado el judaísmo en ese momento y con qué otras ideas estabaasociado el antisemitismo en el debate político alemán, siendo una posiciónrecurrente de muchos "cristianos sociales". La crítica a los antisemitas (el"anti-antisemitismo" de Nietzsche) tiene un significado diferente si se atiende alhecho de que se dirige específicamente contra los antisemitas alemanes, los cuales,además, tienen un discurso fuertemente populista y anticapitalista. Por elcontrario, en la obra del filósofo se encontrarán numerosos elogios a la nobleza y ala dirigencia política rusas, las cuales, en esos años, eran en Europa las fuerzaspropagadoras del antisemitismo más violento, no sólo en las ideas, sino sobre todoen los hechos. De este modo, el rechazo de Nietzsche al antisemitismo recupera elvalor polémico que tenía dentro del debate político alemán, sin transformarloincautamente en una posición de principio del filósofo. A partir de este tipo deasimetrías nietzscheanas, Losurdo restituye al pensamiento político de Nietzsche unacoherencia que no se encuentra en su carácter sistemático (que no tiene), sino en lapermanente radicalización de sus posturas originarias. De allí que las preguntas queLosurdo hace a la obra de Nietzsche no parecerían propiamente "filosóficas", esdecir, que remitan a las usuales consideraciones ontológicas, sino culturales, demodo que se reconstruye el pensamiento político de Nietzsche a partir de sus tomasde posición sobre temas tan diversos como el pesimismo, la discusión del mito, lacrítica al chauvinismo, el peligro revolucionario, la cultura moderna, elantisemitismo, etc.A ello se debe agregar otra importante decisión hermenéutica y es el rechazo delfilósofo italiano a aceptar las estrategias contemporáneas para la interpretación delos textos nietzscheanos. Losurdo se rehúsa a dar cuenta de temas como la esclavitudo la "cría" (Zuchtung) [11] en forma metafórica o alegórica. Este es uno de lospuntos críticos más sólidos de la obra respecto de las interpretacioneshoy vigentes:se evaden los problemas históricos concretos que se desprenden de los textosnietzscheanos imaginando que se trata de metáforas. De ese modo se produce laremoción de los significados desagradables que evocan hoy en día esos textos,imaginando alegorías o sentidos de autodisciplina moral, sin por ello renunciar adarle a esa interpretación un sentido de explicación histórica de la obra delfilósofo. Losurdo señala que estas lecturas se basan en un presupuesto inaceptable:se admite como metafórico el sentido de un término sin examinar el sentido de esemismo término en los debates de la época. El resultado es una asimetría permanente:en la cultura y en la publicística de la época las presuntas metáforas estánampliamente presentes, sobre todo en "científicos" que no recurren a figurasretóricas, pero ese mismo término, si aparece en un texto nietzscheano coetáneo,adquiere automáticamente un sentido metafórico. Por ello, aunque Losurdo no aceptelos planteos lukacsianos, concede que el filósofo húngaro estaba en lo cierto alnegarse a interpretar los textos de Nietzsche de manera metafórica.La obra de Losurdo da prueba de una erudición asombrosa y de un profundoconocimiento tanto de los textos nietzscheanos como de los debates políticos delsiglo XIX (lo cual no constituye ninguna novedad para quienes conozcan sus obrasanteriores). Desde nuestra perspectiva, la originalidad de la obra está en elplanteo utilizado como hilo conductor interpretativo del pensamiento de Nietzsche:verlo como un "intelectual orgánico" del "partido de la contrarrevolución" (el cualsería la forma en que el autor reinterpreta el "nuevo partido de la vida" mencionadopor Nietzsche en uno de sus últimos textos) que, por supuesto, nunca existió comouna organización concreta, pero que expresa de manera fecunda un principioheurístico para reconstruir la historia filosófico-política del siglo XIX en Europa.En La comunidad, la muerte, Occidente Losurdo analizaba la filosofía heideggerianadentro del horizonte de sentido brindado por la "ideología de la guerra", motivocultural cuya peculiar configuración en el debate político-intelectual alemán desdeel estallido de la guerra en 1914 permitía establecerlo como principio hermenéuticopara realizar una lectura, por así decirlo, "en diagonal" de la obra heideggeriana,brindando inevitablemente una interpretación externa, pero que revela sentidossubyacentes de esa misma obra. En Nietzsche, il ribelle aristocratico el ejerevolución-contrarrevolución se especifica a partir de la detección de dos grandesmotivos ideológico-culturales que le permiten a Losurdo hacer dialogar a Nietzschecon la cultura de su tiempo: el primero es el uso político de la idea de felicidad(entendida como aspiración a la felicidad terrena de todos) a partir de laRevolución francesa y el segundo es el significado de la discusión acerca de laesclavitud y el trabajo servil en la segunda mitad del siglo XIX. Si bien ellos noson los únicos de los que el texto da cuenta, ambos tienen un lugar central en laargumentación, ya que los motivos ideológicos contrarrevolucionarios relevados porLosurdo vuelven una y otra vez a la discusión acerca de si la felicidad puede ser unfin político y cuál es el significado de que ella se traduzca en la aspiración albienestar material por parte de las masas, y, por otra parte, a la discusión acercade los límites de la igualdad propiciada por las fuerzas democráticas y socialistas,lo que implicaría la desaparición de cualquier forma de trabajo servil. Son muyinteresantes las perspectivas que abre Losurdo cuando hace dialogar a los textos conestos grandes motivos ideológicos, ya que la filosofía nietzscheana pone endiscusión ambos motivos, impugnándolos no sólo directamente, sino también intentandomostrar la carga mistificadora que se escondería detrás de esas aspiraciones, en unaespecie de metacrítica de la crítica revolucionaria a la sociedad, lo que según elautor sería uno de los rasgos característicos de las intervenciones políticas delNietzsche maduro. Es en este sentido en que puede comprendérselo como un"intelectual orgánico"; más que una hipótesis sobre las fuerzas sociales existentesen la Alemania de la época, el texto nos presenta a un Nietzsche que intentaformular una crítica radical al devenir revolucionario que a su juicio adquiere lasociedad frente a lo que ve como fuerzas disgregadoras tanto de la sociedad como dela cultura de su tiempo. Esta disolución, además, estaría favorecida porinstituciones como el nuevo estado alemán, que en lugar de brindar una muralla decontención frente al creciente descontento de los sectores subalternos, intentaintegrarlos mediante una legislación social. De allí la necesidad de una críticacada vez más radical: las esperanzas iniciales de Nietzsche en el IIº Reich y enBismarck (tal como se las puede interpretar a partir de algunas de las dicotomías deEl nacimiento de la tragedia) se desvanecen rápidamente. La crítica radical tieneque desenmascarar las raíces del mal hasta sus estratos más profundos: es allí dondeel libro encuentra la originalidad de Nietzsche, ya que frente al tradicionalismo opopulismo de los críticos antirrevolucionarios, que se limitan a una críticaromántica o timorata de las ideas revolucionarias, el filósofo sólo se planteaalternativas tajantes, que desembocan en sus planteos sobre la inocencia del devenir(como rechazo a la visión moral del mundo, propia del pensamiento revolucionariodesde Rousseau en adelante), sobre el eterno retorno, que se presenta como larefutación de la idea de un tiempo lineal (el cual es el supuesto de la teleologíarevolucionaria), y finalmente, acerca del nihilismo, al que Losurdo pone en relaciónestrecha con los proyectos eugenésicos que tendrán una importancia cada vez mayor enla última etapa de la vida del filósofo.Por todo ello, frente a los intentos que a su juicio están condenados de antemanoporque minan sus propias bases, Nietzsche busca construir una nueva hegemoníacultural, para la cual, por supuesto, no posee instituciones ni agentes que lapongan en práctica, pero sí un diagnóstico que se radicaliza en su nihilismo y en sunaturalismo. El radicalismo aristocrático de Nietzsche es interpretado por Losurdocomo un intento de legitimación del bloque social dominante en el IIº Reich, perocon una salvedad importante: Nietzsche reconoce la profundidad de los cambiossociales y económicos que tiene ante sus ojos (la "plebeyización" del parlamento porparte de los partidos de masas, un mundo político dominado por el sufragio universaly el advenimiento de las masas en la escena política y social, así como el rápidodesarrollo industrial y comercial en Alemania y Europa), por eso espera que de esebloque dominante también forme parte el gran capital, pero a condición de quereconozca la hegemonía política y cultural de la nobleza. De todos modos, elresultado no es la reducción del pensamiento de Nietzsche a ideología en sentidolato (las ideas que hemos mencionado más arriba difícilmente podrían ser atribuidasa los ideólogos vulgares de la época), sino que sus temas centrales encuentran unainterpretación posible que no puede prescindir del mundo político-cultural en el quese vio inmerso. La reinserción de la filosofía nietzscheana en el horizonte políticode su tiempo la muestra inevitablemente como ligada de manera profunda con un mundofenecido, el mundo de la "persistencia del Antiguo Régimen" en la Europa del sigloXIX, de acuerdo a como la describe Arno Mayer, en quien se apoya Losurdo.El énfasis de Losurdo en el carácter "totus politicus" de Nietzsche es lo que sepresenta como fuertemente disonante respecto de las interpretaciones vigentes hoy endía: este Nietzsche es todo lo contrario de un pensador intempestivo, más bien estácompletamente inmerso en su tiempo, expresando en forma cada vez más radicaltendencias ideológicas presentes en la cultura europea desde la crítica de Burke ala Revolución francesa. Si el libro se abre con un epígrafe tomado de KurtTucholsky, quien ironizaba sobre Nietzsche señalando que en su obra podíanencontrarse aforismos para lo que se necesitara, tanto a favor como en contra, eldesarrollo de la obra, por el contrario, nos muestra que tanto esas contradiccionescomo los evidentes cambios de orientación tienen siempre una misma meta: desde Elnacimiento de la tragedia hasta el final de su vida consciente Nietzsche es undecidido contrincante de la sociedad que se va formando a partir de la modernizacióny la revolución política. Sin embargo, ello debe matizarse, pues la originalidad deNietzsche como crítico de las ideas revolucionarias y la diversidad de caminos queemprende para lograr ese objetivo es ampliamente documentado por este libro. Másbien habría que atender a las transformaciones del modelo intelectual que Nietzscheofrece a lo largo de su biografía para comprender el sentido subyacente que laorienta y su estrecha relación con la realidad política de su tiempo. Losurdojustifica la importancia que atribuye a la perspectiva política para interpretar elpensamiento nietzscheano porque a su juicio ella posibilita detectar un hiloconductor, el elitismo y el radicalismo aristocrático, que permite establecer lacontinuidad entre sus diversas fases. De otro modo, se cae en lo que el autor juzgacomo el problema de la periodización usual: las etapas del pensamiento de Nietzschese presentan descoyuntadas entre sí, se pasa de una a la otra sin poder comprenderlas razones del cambio. De ello se desprende que no se rechazan las discontinuidadesdel pensamiento nietzscheano en busca de una sistematicidad inexistente, sinocomprender las discontinuidades como tales y no como saltos. Al examinarretrospectivamente el desarrollo de su pensamiento, Nietzsche encontró tres etapas.Losurdo, en cambio, presenta cuatro figuras intelectuales que considera comocaracterísticas de cada etapa del desarrollo del filósofo. Cada una de ellas discuteel peligro revolucionario en una forma diferente y el resultado es una división dela biografía intelectual nietzscheana que modifica en parte la periodización delpropio filósofo. La denuncia del peligro revolucionario, que se materializa enFrancia y que continúa en el movimiento socialista y anarquista contemporáneo aNietzsche, es extendida por el filósofo a denuncia del "socratismo", estableciendoasí una proyección del problema que se remontaba hasta los inicios mismos de lafilosofía. Si esa denuncia era realizada por el "miembro de la comunidad popular",que sería el modelo intelectual al que Nietzsche aspira en sus años juveniles, elposterior rechazo de las concepciones wagnerianas, así como del romanticismo y de lacrítica antirrevolucionaria predominante en Alemania, que tenía sus raíces en laobra de Burke, dan origen al "rebelde solitario" que despunta ya en la Segundaconsideración intempestiva. La tercera figura es la que se encuentra en el período"intermedio" del desarrollo intelectual de Nietzsche: el "iluminista aristocrático",quien se mofa de las pretensiones de razón y justicia de los revolucionarios,descubriendo su verdadero carácter. La cuarta y última figura es la del "inmoralistaaristocrático", el pensador del "nuevo partido de la vida" que debería fundarse paraque la oposición a la marea revolucionaria adquiera una forma organizada y no lamera crítica de "rebeldes solitarios" o de "iluministas aristocráticos". Respecto dela originaria tripartición nietzscheana, el cambio aparece en la primera etapa, queNietzsche había denomiando como "metafísica" y que Losurdo divide en dos, atendiendoal progresivo abandono de los ideales wagnerianos. Ninguna de estas cuatro figuraspodría corresponder a un pensador solitario, sino que todas tienen una relacióninmediata con la discusión política del momento. De la exposición de Losurdo sedesprende que la actividad de Nietzsche como pensador posee una fuerte tendenciaprogramática, que se hará evidente en la última etapa de su vida, pero que estápresente desde sus inicios wagnerianos: para el filósofo es un verdadero problemacomprender mediante qué mecanismos es posible contrarrestar el peligrorevolucionario creciente y ello implica postular, aunque más no sea en el plano delas ideas, formas de acción que se opongan a él y no meramente de diagnóstico.La restitución de un carácter central a la perspectiva política para interpretar aNietzsche tiene el resultado inesperado de recuperar la imagen de Nietzschepredominante a fines del siglo XIX y, en parte, acercarnos a la interpretación deNietzsche postulada por Alfred Baeumler durante las décadas del veinte y treinta.Habíamos señalado más arriba que el renacimiento de la filosofía nietzscheana estuvoen relación directa con su capacidad de despolitizarlo y dejar de lado en lainterpretación todas las cuestiones ligadas al "radicalismo aristocrático" o quecuando lo acercaba a la política, lo transportaba a parámetros "anarcodeseantes",más que a la política que Nietzsche pudo tener en mente. El corresponsal deNietzsche, Georg Brandes, fue quien le propuso la fórmula del "radicalismoaristocrático" para caracterizar su filosofía, interpretándola a partir de sucrítica de la moral. Unos cuarenta años más tarde, Baeumler realizó el intento mássistemático de adaptar la filosofía de Nietzsche a las demandas ideológicas delnazismo y puso en el centro de la filosofía nietzscheana la "voluntad de poder",dejando de lado la doctrina del eterno retorno como una convicción religiosapuramente personal de Nietzsche. En la obra de Losurdo, por el contrario, elradicalismo aristocrático, más que un concepto es la Stimmung con que Nietzscheaborda sus objetos de estudio y le permite distanciarse de la visión moral delmundo. Por lo demás, el autor italiano mantiene a Nietzsche a distancia del IIIReich y rechaza como anacrónicos los intentos de amalgamar uno y otro, por tanto,demostrar el carácter político de la filosofía nietzscheana no nos lleva a darprioridad a alguno de los temas característicos de esa filosofía, sino a indicar queese carácter político es el que se presenta como dador de sentido de las diversasformaciones conceptuales construidas por Nietzsche a lo largo de sus obras. Ellorevela un aspecto importante de los análisis de este libro: los conceptos no sonanalizados como tales, sino en función de su politicidad, por tanto, no seencontrará en la obra, con excepción del "radicalismo aristocrático", ningúnconcepto que actúe como pivote sobre el cual gire la interpretación. ¿Se deduce queesta interpretación es sesgada? Más bien podríamos decir que son los límites queimpone la metodología adoptada: frente a la despolitización usual de los textos deNietzsche y su fragmentación deconstructiva, Losurdo ofrece una interpretaciónunitaria, que no está centrada en la interpretación de alguno de los conceptos deNietzsche, sino en el hecho mismo de su carácter político y en su estrecha relacióncon el momento histórico. Es aquí donde esa metodología presenta sus límites, ya queal lector no le pasa inadvertido el contraste permanente que el texto ofrece entrela fineza con que se interpretan las alusiones políticas de los textos o elsignificado político que suponen las ideas metafísicas nietzscheanas y la parquedadde la exégesis de esas mismas ideas en cuanto tal, es decir, más allá de susimplicaciones políticas. En otros términos: no se encontrarán en Nietzsche, ilribelle aristocratico exégesis del sentido del nihilismo o del eterno retornoindependientes de su posible significación política. Por ello, de las siete partesque componen el libro, las dos últimas, que son aquellas en las que lareconstrucción histórica cede el lugar al balance crítico, a nuestro juicio notienen la misma fuerza que el resto de la obra. La politicidad oculta se convierteen una clave de lectura exclusiva, lo cual no hace más que debilitarla, ya quesimultáneamente se reconoce la originalidad de Nietzsche en su capacidad deplanteamientos radicales. Más arriba afirmábamos que el texto nos proponía unalectura "en diagonal" de Nietzsche: al desentrañar la perspectiva política de laobra nietzscheana utilizando los medios de la historia intelectual, la asimetríaantes mencionada es inevitable. Uno de los críticos de Losurdo concluyó de ello laenormidad de que en el libro se hablaba de Nietzsche, pero que Nietzsche no estabaen el libro. Más bien se podría decir que el Nietzsche que está en este libro no esel que usualmente encontramos en la filosofía contemporánea, lo que no deja de serparadójico si recordamos que ella afirma haber aprendido de este filósofo laepistemología de la sospecha. Losurdo lo señala en la obra: en los últimos veinteaños, mientras los historiadores ven en Nietzsche al campeón de la reacciónaristocrática de fines del siglo XIX, la historiografía filosófica, en cambio,parece no preocuparse más que de distribuir culpas entre Elisabeth Nietzsche, lahermana del filósofo y G. Lukács como supuestos responsables de la manipulaciónpolítica a la que la obra del filósofo se vio sometida. La apropiación de la obra deNietzsche por la filosofía contemporánea creó un clima cultural que obturó cualquierintento de comprensión de la obra nietzscheana en relación con las corrientesintelectuales de su tiempo, de modo que se cortara definitivamente cualquierasociación entre la filosofía de Nietzsche y el extendido naturalismo finisecular[12] . Este libro intenta restituir a ese pensamiento su historicidad propia y lologra en gran medida. En suma, una gran obra, imprescindible para quien se interesepor el pensamiento político de Nietzsche y el contexto histórico en que sedesarrolló.

[1] Gianni Vattimo, Diálogo con Nietzsche. Ensayos 1961-2000, Buenos Aires, Paidós,2002, p. 287.

[2] "Nietzsche configuró y robusteció [...] una mentalidad que, ciertamente, no haquedado dlimitada en modo alguno a los «revolucionarios de derecha». Todo esto nosqueda atrás y nos es casi incomprensible. Nietzsche ha perdido por completo sucapacidad de contagio", Jürgen Habermas, "La crítica nihilista del conocimiento enNietzsche", en, id., Sobre Nietzsche y otros ensayos, Buenos Aires, Rei argentina,1986, p. 31.[

3] Sin embargo, esta reconstrucción histórica, que correspondía en el plano de lasideas a la tesis del Sonderweg alemán, tuvo su piedra fundacional en el libro deGyorgy Lukács publicado en 1953, Die Zerstörung der Vernunft (trad. cast. El asaltoa la razón, México, Grijalbo, 19833), el cual estaba escrito desde una perspectivarigurosamente marxista y ajeno por completo a las finalidades antes mencionadas.

[4] Lo mismo puede decirse de la interpretación de Nietzsche sostenida por GillesDeleuze en su célebre Nietzsche et la philosophie (trad. cast. Nietzsche y lafilosofía, Barcelona, Anagrama, 1971), publicado en 1962, apenas un año posterior alNietzsche heideggeriano.

[5] Norberto Bobbio, Perfil ideológico del siglo XX en Italia, México, Fondo deCultura Económica, 19932, p. 286. Como muestra de ese cambio en el espíritu de laépoca y de las referencias político-culturales de la izquierda, que desagradabatanto a Habermas como a Bobbio, no está de más recordar que la ediciónColli-Montinari iba a ser publicada originalmente por Einaudi, la editorial italianaa la que más se identificaba con el ámbito cultural del progresismo y la izquierda,y que finalmente, a mediados de los años sesenta, ese proyecto fue dejado de ladopor la editorial turinesa, precisamente por el dictamen negativo de Bobbio, quienformaba parte del consejo editorial. Como es sabido, el proyecto fue encarado por laeditorial Adelphi, la cual publicó la traducción italiana.

[6] Este conjunto de perspectivas presenta hoy un último giro, que encuentra enCristo un ícono del Übermensch nietzscheano y que es paralelo al llamado "retorno delo sagrado". No deja de ser sorprendente que sea el filósofo que anunció la muertede Dios quien sea esgrimido como uno de los inspiradores de esta posición.

[7] Domenico Losurdo, La comunità, la morte, l'Occidente. Heidegger e l'"ideologiadella guerra", Turín, Bollati Boringhieri, 199 (trad. cast.: La comunidad, la muerte, Occidente. Heidegger y la " ideología de la guerra", Buenos Aires, Losada,2003).

[8] El lector interesado puede encontrar la mayor parte de las intervenciones eneste debate en el sitio www. filosofia.it

[9] Domenico Losurdo, "«Circulation de la pensée» et stéréotypes nationaux. Surl'image de l'Allemagne au vingtième siècle", Archives de Philosophie, 61, p. 463.

[10] Por ello, como afirma Skinner, es que el contexto no puede entenderse comodeterminante de lo que se dice, sino como "un marco último que colabora en la tareade decidir qué significados convencionalmente reconocibles [...] podría haber sido posible que alguien pretendiera comunicar en una sociedad de ese tipo", cf."Significado y comprensión en la historia de las ideas", Prismas. Revista dehistoria intelectual, 4, 2000, p. 188 (énfasis del original).

[11] Cf. Friedrich Nietzsche, Götzen-Dämmerung oder wie man mit dem Hammerphilosophiert (trad. cast.: Crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza, 199312, pp.72-75).

[12] Losurdo, con una denominación polémica, llama a esta disposición "hermenéuticade la inocencia". Un ejemplo, entre tantos, sería la ligereza con que Eugen Fink ensu célebre La filosofía de Nietzsche, afirma sin más que "las cosas que [Nietzsche] saca de Darwin no debemos tomarlas en serio". Cf. E. Fink, Nietzsches Philosophie(1960) , trad. cast., La filosofía de Nietzsche, Madrid, Alianza, 19897, p. 23.